Me gustaría tener algo que decir,
para no llenar esto con palabras sin sentido.
Me gustaría saber qué decir,
para no tener siempre esta sensación
de que estoy callada.
Me gustaría pensar qué decir,
para no quedarme en blanco
cuando tengo la oportunidad.
Me gustaría saber qué decir,
para llenar esos vacíos incómodos
y tapar todos los ruidos molestos.
Me gustaría tener algo que decir,
para no sentirme tonta y
acabar diciendo palabras sin sentido.
domingo, 31 de enero de 2010
domingo, 24 de enero de 2010
Calmofóbia
Esos musicoadictos. Esos calmofóbicos.
Nadie quiere admitir que somos adictos a la música. No es posible, simplemente. Nadie es adicto a la música, a la televisión ni a la radio. Simplemente necesitamos más, más canales, una pantalla más grande, más volumen. No soportamos estar sin ella, pero no, no somos adictos.
Podríamos apagarla cuando quisiéramos.
Esos distradictos. Esos concentrafóbicos.
Está ocupado en reclamar tu atención a cada momento que pasas despierto. En asegurarse de que siempre estés distraído. En asegurarse de que se te marchite la imaginación. Hasta que sea tan útil como tu apéndice. En asegurarse de que tu atención esté siempre ocupada.
Y de esta forma, si el mundo te mantiene siempre ocupado, nadie tiene que preocuparse de lo que tienes en mente. Si la imaginación de todo el mundo está atrofiada, nadie será nunca una amenaza para el mundo.
[...]
Hay cosas peores que descubrir a tu mujer y a tus hijos muertos.
Puedes ver cómo los mata el mundo. Puedes ver cómo tu mujer envejece y se aburre. Puedes ver a tus hijos descubriendo todas las cosas de las que has intentado protegerles. Las drogas, el divorcio, el conformismo, las enfermedades.
A la gente que amas puedes hacerles cosas peores que matarlas. Lo normal es quedarse mirando cómo el mundo lo hace por ti. Solamente tienes que leer el periódico.
Ya nadie es dueño de su propia mente. Concentrarse es imposible. No se puede pensar. Siempre hay alguien rociando el aire con su estado de ánimo. Retransmitiendo su dolor o su alegría o su rabia por todo el vecindario con el equipo de música del coche.
Los expertos en cultura griega antigua dicen que la gente de aquella época no creía que sus pensamientos les pertenecieran. Cuando los griegos de la Antigüedad tenían una idea, creían que un dios o una diosa les estaba dando una orden.
Ahora la gente oye un anuncio de patatas fritas con sabor a crema agria y salen corriendo a comprarlas, pero a eso lo llaman su libre albedrío.
Por lo menos, los griegos de la Antigüedad eran sinceros.
Nadie quiere admitir que somos adictos a la música. No es posible, simplemente. Nadie es adicto a la música, a la televisión ni a la radio. Simplemente necesitamos más, más canales, una pantalla más grande, más volumen. No soportamos estar sin ella, pero no, no somos adictos.
Podríamos apagarla cuando quisiéramos.
Esos distradictos. Esos concentrafóbicos.
Está ocupado en reclamar tu atención a cada momento que pasas despierto. En asegurarse de que siempre estés distraído. En asegurarse de que se te marchite la imaginación. Hasta que sea tan útil como tu apéndice. En asegurarse de que tu atención esté siempre ocupada.
Y de esta forma, si el mundo te mantiene siempre ocupado, nadie tiene que preocuparse de lo que tienes en mente. Si la imaginación de todo el mundo está atrofiada, nadie será nunca una amenaza para el mundo.
[...]
Hay cosas peores que descubrir a tu mujer y a tus hijos muertos.
Puedes ver cómo los mata el mundo. Puedes ver cómo tu mujer envejece y se aburre. Puedes ver a tus hijos descubriendo todas las cosas de las que has intentado protegerles. Las drogas, el divorcio, el conformismo, las enfermedades.
A la gente que amas puedes hacerles cosas peores que matarlas. Lo normal es quedarse mirando cómo el mundo lo hace por ti. Solamente tienes que leer el periódico.
Ya nadie es dueño de su propia mente. Concentrarse es imposible. No se puede pensar. Siempre hay alguien rociando el aire con su estado de ánimo. Retransmitiendo su dolor o su alegría o su rabia por todo el vecindario con el equipo de música del coche.
Los expertos en cultura griega antigua dicen que la gente de aquella época no creía que sus pensamientos les pertenecieran. Cuando los griegos de la Antigüedad tenían una idea, creían que un dios o una diosa les estaba dando una orden.
Ahora la gente oye un anuncio de patatas fritas con sabor a crema agria y salen corriendo a comprarlas, pero a eso lo llaman su libre albedrío.
Por lo menos, los griegos de la Antigüedad eran sinceros.
-Chuck Palahniuk- "Nana"
Etiquetas:
adicción,
Calmofóbia,
Chuck Palahniuk,
fragmento,
libro,
música,
musicoadictos,
músicoadictos,
Nana,
pensar,
ruido,
ruidoadictos,
teleadictos
jueves, 21 de enero de 2010
y otra poesia :)
... y mirar. Sentarme frente al mar y esperar que algo me sorprenda. Esperar que las olas se paren y que el cielo se oscurezca. Sin importar las horas, los minutos, los segundos... Olvidar por un momento que existo. Aislarme de los ruidos, del estres, de las prisas, del gris de la ciudad... Quitarme los zapatos, dejarlos a mi lado en la arena. Apartar uno a uno los pedazos que queden de los problemas y mirar.
esta va por tí, Miryam (L) para que veas :)
esta va por tí, Miryam (L) para que veas :)
miércoles, 20 de enero de 2010
Tengo las ideas movidas.
martes, 19 de enero de 2010
Hola :)
Llevo un tiempo pensando en hacerme un Blogg... y hoy por fin, se me han cruzado los cables y he dicho "voy a hacérmelo", así que aquí me teneis.
:)
Espero que si pasais por aquí y teneis un ratito para malgastar, mireis alguna cosita
y si da la casualidad de que os gusta, pues eso que ganais!
:)
Espero que si pasais por aquí y teneis un ratito para malgastar, mireis alguna cosita
y si da la casualidad de que os gusta, pues eso que ganais!
Suscribirse a:
Entradas (Atom)